xibalba

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lunes, 16 de diciembre de 2013

El gran nudo

Hace tiempo que me pregunté porqué existía la maldad, la perversión, la tortura, la guerra, la locura, la enfermedad, la avaricia, el desprecio, la envidia, los celos, la ira, la tristeza, la preocupación, la depresión, la obsesión, el sufrimiento... Tantos y tantos males que no podía aceptar, que de poco en poco me invaden y me tientan, que destrozan las cosas que amo de la vida, que terminan con los momentos de tranquilidad, de alegría o de paz. ¿Porque a Dios no le importaba? pensé, ¿Para que los crearon? replicaba.
El hombre es un ser terriblemente perverso, la muerte y el asesinato, la competencia cruel e injusta existe desde la naturaleza misma. La civilidad es frágil y falsa. Es fácil pensar que éste universo está totalmente perdido y rendirse, dejar de pelear contra el mal. Es sencillo pensar que matar al asesino o robar al ladrón es bueno, o que vengarse es justo, pero las cosas no podrían ser así, en cuestiones del bien y el mal, el mal siempre es más simple. 
Ahora veo con claridad muchas cosas, veo que estoy enfermo y podrido, y deseo con todo mi corazón curarme de todo ésta capa de porquería que tengo sobre mi corazón. 
Veo que el sufrimiento es como un nudo, es algo tan enredado que es más fácil querer cortarlo o enredarlo más que buscarle una solución, por eso es fácil elegir la guerra, la violencia o la ira para resolver las cosas. Yo no creo en la guerra, si no en el amor. No basta con desenredar uno de los miles de nudos, hay que convencer al mundo de que es mejor que todos trabajemos juntos. 
Yo creo en el bien, creo en la verdad, creo en Dios, en la existencia eterna y en la justicia. Sé en lo más profundo de mí que todo se va a resolver, pero entre más pronto comencemos a convencer a los demás, más rápido cesará el dolor y la maldad de éste planeta.
Curemos al mundo, empezando por nosotros mismos. 

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