No hay actos malévolos en la naturaleza, no hay crueldad ni injusticia, tortura o asesinato meditado, eso sólo está en la mente del hombre.
Tampoco hay actos bondadosos sin el ser humano, no hay bien ni justicia, amor o solidaridad, eso también está sólo en la mente.
Esa mente, no se compara con ninguna otra cosa, no es producto del asar ni del cáos, esa mente tiene su función y su papel. Es lo último, lo más complejo y más refinado de Dios.
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