xibalba

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jueves, 16 de enero de 2014

La ducha

El aire refresca mi piel desnuda, el cosquilleo recorre todo mi cuerpo y en forma de una oleada de sensaciones escalando desde las plantas de mis pies hasta mi cráneo. Giro la perilla y las gotas de aguas se dejan caer una tras otras como un ejercito y golpean contra mi cara, mi pecho y mis hombros, para luego arrastrarse sobre cada poro de mi piel. La temperatura fría del agua hace que salten chispas en mi cerebro, percibo una gran agitación de vida y cosquillas, mi tejido epitelial se retuerce en remolinos por doquier.
Inhalo y siento el aire delicioso entrar por mis orificios nasales, e inflar mi tórax en forma de un movimiento acompasado y hermoso.
¡Que éxtasis es la vida! ¡Que increíbles son las sensaciones! No hay nada más que mi yo interior y mis sentidos, todo el universo se pinta con los colores de mi armonía y las preocupaciones se disuelven hasta desaparecer y dejar mucho espacio para vibrar.

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