xibalba

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lunes, 20 de enero de 2014

Mercadotécnia

Cuando veo la televisión, navego en internet, salgo a la calle, voy al cine, escucho la radio o leó un periodico, me veo inundado de mensajes publicitarios, algunos subliminales, otros cínicos y descarados, los veó tanto y por todos lados que me hacen tener dolores de cabeza. Todos sirven para vender un producto pero también para vender una conducta, una manera de ser.
Son mensajes que la mayoría de las personas  absorven y reproducen como antenas. Se instalan a mi alrrededor como modas y aptitudes del mal, y con ello quiero decir, consumistas, egoístas, infelices y huecas. 
Veo como toda la información se emana desde un mísmo emisor, al cual antes odié, pero ahora sólo tengo para él mi Amor y mis mensajes. 
A todo ésto me surje la idea, de usar sus propios comerciales contra ellos, su propia psicología para esparcir el bien. Pero me llega una idea a la cabeza. ¿No es la mísma clase de mensajes los que usan las iglesias de todas las religiones?, ¿No desemboca siempre en el mal?. Veo al pasado y veré como todo el poder se corrompe. No me interesa ese poder. ¡Que el bien sea poesía! aunque el mal sea lavado de cerebros. ¡Que habra los ojos el que deba de abrirlos! aunque duerman naciones enteras. Seré siempre sincero, siempre fiel, no justificaré los medios por la causa.

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