La libertad de hacer mi voluntad, de ser orgulloso,digno, propietario de algo, de presumir, vanaglorarme o adularme, me hace infeliz, me lleva al sufrimiento.
Si yo pierdo una competencia, y sufro es porque quería ganar. Si me roban algo y sufro, es porque quería tener dicho algo. Si enamoran a la mujer que amo y sufro, es porque quería tenerla. Si envidio un bien material y sufro, es porque quiero poseer dicho bien.
Para sufrir hay que querer. Para ser feliz no hay que querer nada.
Parece al principio una reflexión muy vacía, porque estamos tan acostumbrados a querer, que creemos que hacemos todo sólo porque queremos, cuando nuestros actos son mucho más que eso. Hacemos cosas porque las sentimos, porque las necesitamos, por instinto o por reacción. Lo más importante es aprender a hacer las cosas por nuestro bienestar y el del prójimo, jamás por nuestro querer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario