Lo primero que debía de
comprender de Dios para buscarlo como el dador de la felicidad, es que él es
natural y todo lo que podemos saber de él también lo es. Nuestra comprensión
del creador debe de estar guardada en nuestro subconsciente, y debe aflorar en
forma de corazonadas. No podemos buscarlo en la materia o en la imaginación, no
podemos pensar acerca de él y construirlo con la lógica, la única forma de
buscar a Dios es con el corazón.
Investigué diferentes corrientes
filosóficas respecto a Dios, el cristianismo, judaísmo, budismo, hinduismo,
gnosticismo, entre algunas, y ninguna me convencía, porque en todas hay ritual
y dogmas. Yo estoy en contra de los dogmas porque éstos se imponen y el
conocimiento de Dios debe ser espontaneo y universal. No debe haber razón de
contradicción respecto a Dios porque estamos hablando de un ser único y de él
sólo hay una versión que puede ser verdadera.
Mi búsqueda me llevó a pensar que
el Dios más esencial y verdadero que surge de la misma naturaleza humana debía
ser el más primitivo. Conocí entonces el
Animismo, la corriente de pensamiento en la que a todo se le atribuye un alma,
incluyendo ríos, rocas, montañas, animales y plantas. Dentro de ésta hay varias
corrientes, yo distingo dos principales, el hecho de que todas las almas deban
ser veneradas y el hecho de que todas las almas somos iguales.
En mi opinión la veneración está
relacionada al ego, a la necesidad de un personaje de ser inmortalizado y por
tanto un deseo estrechamente relacionado al poder. Por lo tanto mi atención
está en el animismo en el que todos en la naturaleza somos semejantes, somos
hermanos y no existen jerarquías, sólo amor y fraternidad entre todos los seres
vivos e inertes del universo. Ésta postura es muy beneficiosa para el ser
humano, porque siembra las bases del derecho natural y por tanto de los
derechos humanos universales, la filantropía, la hipótesis de Gaia y desemboca
en una variante de la reencarnación, al sugerir la conservación y transmutación
del alma.
Tengo la corazonada que el animismo
es un camino correcto para buscar a Dios. Respeto el iusnaturalismo como base
de los derechos humanos y la ética, pero lo comprendo con un enfoque animista.
Estoy a favor de la filantropía y el amor incondicional al prójimo, a los
animales y a la naturaleza. Comprendo la hipótesis de Gaia y la complemento
creyendo que el planeta tierra es un ser con alma, vida propia, derechos
universales y merecedor de amor.
El animismo sin embargo no es una
creencia respecto a Dios, y la comprensión de ésta entidad desde un enfoque
animista podría ser descrita, en mi opinión, de dos maneras, en la primera
todos las almas son creadas por Dios o en la segunda, Dios es la unión de todos
las almas. Considero que la creación como tal es un suceso del imaginario
humano. La idea de un principio y un final es una percepción cultural. Por lo
tanto no existe una creación, las cosas simplemente existen. Por lo anterior
considero correcto que Dios es la unión de todas las almas, cada una se puede
distinguir de las demás pero sigue siendo parte de un solo ente. Esta idea está
muy ligada al pensamiento Panteísta, que significa “Dios es todo”, la
diferencia entre éste y el Panteísta animista al que mis corazonadas han
guiado, radica en que cada entidad tiene una pseudo-identidad.
¿Por qué él ser humano no se
siente parte de Dios? Es decir si todo está conectado. Posiblemente sea porque
el ser humano es un ser diferente a cualquier otro. El ser humano es el único
ser que desde nuestra perspectiva humana, puede verse a sí mismo, al mundo que
lo rodea y saber que ambos existen, puede nombrar las cosas, conocerlas y
co-crear maquinas con ellas. Es lógico entonces que el hecho de que el ser
humano tenga conciencia deba estar ligado al motivo por el cual su lazo de
conexión con una conciencia universal es débil. En otras palabras, los seres
vivos e inertes carecen de libre albedrío porque están fuertemente ligados a la
conciencia divina, nosotros tenemos una gran capacidad de decidir, de pensar
con libertad y de actuar con la misma, porque nuestro lazo es más débil.
La felicidad está estrechamente
ligada con el amor, al ayudar a las personas, al ver al medio que te rodea como
un lugar con alma, se crea una armonía con el mundo que supera la depresión, la
incomprensión y la obsesión. La idea de visualizarnos como hermanos del mundo,
como semejantes de los seres vivos y los demás seres humanos, destruye al ego y
el sufrimiento que arrastra.
La idea del placer, la alegría y
la libertad como algo natural y un derecho divino, rompe con el morbo, la
perversión, los deseos reprimidos y permiten la autoexploración de la
naturaleza humana, se acepta la exploración y la experimentación como algo
humano, y se rompen los paradigmas de la prohibición y la ética. Esto aunado al
amor al prójimo y al medio ambiente, constituye una nueva ética, divina,
absoluta y regida por la naturaleza humana del amor.
El gran problema del animismo en
tiempos actuales es su implementación a una sociedad occidentalizada y
globalizada, dependiente de la explotación del mismo ser humano y de la aniquilación
del medio ambiente. Nuestra sociedad está enferma, existe miseria, poder,
contaminación, anomia social, psicosis, crisis
de valores, crisis ambientales, guerra y muchísimo sufrimiento en todas sus
maneras. El panteísmo animista nos lleva siempre a la salud física, mental y la
felicidad, pero niega las bases de la sociedad moderna, y exige su total
destrucción.
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