Dios no prohíbe. Las
restricciones son para las mentes vacías, que no analizan, que sólo oyen y
obedecen. Las restricciones se crearon porque el hombre es perezoso y no le
gusta pensar, y las palabras de Dios son complejas y entrañan mensajes que
suponen un reto al pensamiento.
El hombre tiene un propósito
por el que fue creado y lo sabe, conoce su propósito, no necesita que nadie se
lo diga.
La vida lejos de Dios es
sufrimiento. Dios no está en un templo o en un libro, si no que se postra al
final del sendero de la felicidad para ayudarnos a encontrarla. La sabiduría de
Dios no es información oculta, sólo hay que aprender a oír la voz del creador
que nos intenta guiar en cada momento.
La felicidad puede ser
eterna, puede vencer a la tristeza, a la ira, al miedo, al dolor y al rencor.
Aquel que piensa que la felicidad es momentánea y lo afirma, es un ignorante
que habla con la mentira en la boca.
La existencia se extiende
más allá de la vida. La conciencia precede la materia, tanto en el hombre como
en el universo.
Somos seres muy importantes
para Dios, jamás seremos insignificantes para él, al menos alguien nos escucha
todo el tiempo, nos comprende, nos ayuda, nos alienta y alegra, nos ama. Dios
siempre estará allí para ti, y tú lo mereces, no lo alejes de tu vida.
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