xibalba

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lunes, 14 de octubre de 2013

El hombre promedio

El personaje al que me refiero en éste texto no existe, no representa resultados de estadísticas, no posee pautas culturales de la población media y no es un documento de carácter objetivo, simplemente siento que debo escribir acerca de éste ser.
El hombre promedio no es libre, es un esclavo de su manera de vivir y de pensar, obedece a los intereses de los hombres más perversos y más inteligentes.
El hombre promedio es un ser desinteresado de lo que le pase a las demás personas, no le interesa la política, ni las ciencias, ni las artes, ni nada que incumba su pensar.
El hombre promedio es ignorante de que su vida es importante para alguien, y a él mismo no le importa su vida como tal, sólo su ego.
El hombre promedio contamina su planeta, contribuye a aumentar la pobreza y el hambre del mundo, hace todo lo que los comerciales le dicen que haga, cree todo lo que la televisión le dice que crea y busca la manera de sacar provecho de los demás y robar, es muy codicioso, lujurioso, tiene gula, soberbia, indiferencia y  perversión en todas sus maneras. No cree en Dios realmente, pero algo en su interior hacer que crea que es posible que exista.
El hombre promedio es profundamente infeliz y siempre está cosechando vicios y deudas del ayer porque nunca piensa en el mañana.
El hombre promedio guarda mucho rencor, mucha envidia, mucho odio y mucha culpa. Vive enfermo por su estrés y su tristeza y no hace nada para mejorar su salud.
El hombre promedio va a las plazas comerciales a comprar su comida, busca ropa que sea o parezca fina, mira a las mujeres con lujuria y desea tener relaciones con ellas porque no conoce el amor.
El hombre promedio está casado con la mujer promedio y forman una familia promedia con sus hijos promedios. Dentro de la familia promedia los hijos no tienen importancia, no existe un cariño real porque todos están allí por que están obligados por un ente maldito denominado responsabilidad.
La mujer promedio habla de cosas vanas o critica la vida de los demás, repiten las cosas que escucha como un repetidor, no piensa realmente y lo único que le importa es su imagen social, en el interior sufre mucho y la mayor parte del tiempo está pensando que no está en el lugar adecuado.
Los hijos pequeños promedios son esclavos de los videojuegos, el anime, las caricaturas, el cine basura y la comida chatarra. No les importa la escuela y no hacen la tarea. No quieren ser nada en la vida, sólo quieren divertirse y disfrutar de la flojera.
Los hijos mayores promedio solo piensan en sexo, y ocasionalmente en videojuegos y todas las demás cosas que les interesan a los hermanos menores. No tienen planes en sus vidas y les gusta mucho el dinero, sólo quieren ver cómo poner a trabajar a otro para que haga sus deberes y por dentro sienten que nadie los quiere.
Las hijas mayores promedios sólo piensan en ropa, zapatos, modas, cantantes y sexo. No existe nada verdadero en sus vidas, sólo son apariencia social. No les interesa nada en el mundo realmente más que ser populares.
Las personas promedio no tienen esperanza, ni bondad, ni amor, ni respeto a nada. Ellos están podridos hasta el corazón.

El hombre comedio nunca reconocerá que es tal. 

1 comentario:

  1. Me gustó mucho. Extrañaba ese realismo tuyo, el escritor promedio no es tan honesto al expresarse, porque más que expresar sus ideas busca agradar al lector. Un abrazo, continua escribiendo y compàrteme tus nuevas creaciones :) te amo amigo!

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