(Fragmento de la novela "Abrí la puerta")
Aquella vez estaba allí un extraño gnomo verde comiendo hojas de una rosa; Manuel se quedó pasmado cuando vió la desesperación con la que aquel ser arrancaba las hojas y paresía que se las metía en la garganta cuando llevaba sus pequeñisimas manos a su boca y las introducía con fuerza lo más dentro que podía meterlas. Como era de esperarse aquel mounstruo pequeño volvió trás percibir la mirada de un curioso, y por arte de magia se volvió completamente invisible, y en un instante una fuerte corriente de viento comenzó a sacudir horrorozamente todo el lugar; las hojas de los árboles, la tierra del suelo e inclusive un pequeño juguete de viento comenzaron a moverse solos, entonces nuestro protagonista dió un par de pasos hacia adelante y mostrando la expreción más seria que pudo mostrar dijo:
-Se que sigues allí, y que tu mueves todo esto; Soy uno de los siete, así que tengo la autoridad de ordenarte que te buelvas visible y tu tienes la responsabilidad de obedecer.-
Una voz aguda y burlona se escuchó de pronto desde una dirección dificil de determinar, la voz dijo:
-Que vengan los siete si quieren, y que intenten entre todos atraparme, ¡Soy más poderoso de lo que crees!, así que largate mortal-
Manuel cerró sus ojos e hiso correr la magía que había en el a travéz de sus venas, y permaneció quieto unos instantes para luego abrir sus ojos con las pupilas emanando una luz azul neón y ahora con una postura que le hacía ver más fuerte parpadeó una vez y sus ojos comenzaron a cambiar de nuevo, y se llenaron como de sangre hasta quedar pintados de rojo.
El gnomo apareció entonces asustado detrás de un árbol, la sorpresa había pues desequilibrado sus emociones y le hizo olvidar mantenerse invisible. Manuel habló de nuevo y ahora en un tono retador:
-Esta es tu ultima oportunidad para entregarte. Ser invisible no te servirá de nada, y mi magia sobrepasa por mucho a la tuya; tengo poca paciencia, y cuando se me termine tendré que matarte-
El pequeño ser, se enfureció y de nuevo se volvió invisible, salió de su escondite y sacó una pequeña daga de un estuche en su espalda y tomó aquella arma como si fuese una espada, tomó correra como impulso y se lanzo sobre el chico que simplemente se había quedado quieto. En un instante Manuel dió un paso hacia atrás y entro en una estela luminosa extraña en la que desapareció, y justo cuando el gnomo iba a entrar en aque portal la estela desapareció y cayó al suelo desorientado, rodó casi un metro y su pequeño cuerpo de 35 centimetros quedó acostado sobre el sesped con los brasos y las piernas habiertas, y su rostro tenía una expreción de confución, entonces dijo para sí -Vaya, ¡que cobarde!, es mejor que se halla rendido- Pero en un segundo el suelo sobre el que se hallaba se volvió parecido a un liquido y el diminuto humanoide calló dentro. El portal del suelo se cerró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario