Siempre me han dicho que debo ser especial y lograr grandes cosas, que tengo la capacidad y que el sacrificio vale la pena, sin embargo las cosas más grandes no las hace un sólo hombre, sino que se logran con el arduo y coordinado trabajo de muchos. Fue así como se construyeron las pirámides de Egipto, es también así como se fabrican grandes volúmenes de artilugios en las industrias, y como se ejecutan las piezas en las orquestas sinfónicas y en los musicales. Por otro lado, siempre hay alguien que se encuentra dirigiendo, un faraón, un ingeniero, o un director, ¿Tuvieron esas personas que ser primero obreros de una gran obra?, sería conveniente pero no siempre cierto, puesto que quienes dirigen se han preparado para dirigir desde el principio.
Ahora que lo pienso la más grande de las artes es la de dirigir los grandes proyectos, ¿Como se puede preferir trabajar en solitario sin la ayuda de nadie a dirigir grandes proyectos?, ¿Hay algún sentido más dulce que darles sentidos a los demás?. El dirigir a los otros es dirigirse uno mismo acompañado de un grupo que busca dirección. Tal ves sea el momento de dejar mantenerme encerrado en mi camarote y subir a cubierta, pero no a recibir ordenes sino a tomar el timón, de cualquier manera alguien tiene que hacerlo, y quien lo haga dirigirá el bote en el que navegamos, prefiero ser el capitán y elegir el rumbo, mi rumbo.
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